Pelican GLP

El frenético ritmo del e-commerce ha revolucionado la forma en que compramos. Ya no recorremos pasillos abarrotados, sino que con un clic agregamos productos a un carrito virtual y esperamos ansiosamente su llegada. Pero, ¿qué hay detrás de esa entrega aparentemente sencilla que llega a nuestras puertas en tiempo récord?

La respuesta se encuentra en un delicado equilibrio logístico llamado distribución capilar. En ella se halla el último movimiento de una elaborada coreografía: la cadena de suministro. Se encarga de llevar los productos directamente al consumidor final, realizando entregas de pequeñas cantidades a una multitud de destinos.
Pensemos en ello como el reparto del correo, pero a escala empresarial y con una exigencia de velocidad y precisión mucho mayor. Tal es su magnitud que, la comúnmente conocida como última milla, puede llegar a representar hasta el 50% de los costes totales del proceso de distribución.
Ello, llevado a la era del comercio online, posiciona a la distribución capilar como uno de los desafíos de mayor envergadura para el tejido económico. El volumen de envíos se ha disparado, con millones de mercancías viajando diariamente desde almacenes hacia hogares y negocios. Esta nueva realidad demanda una red logística ágil, flexible y capaz de adaptarse a las cambiantes necesidades del mercado digital.
    

El comercio electrónico, al alza

Para dimensionar el reto, basta con echar un vistazo a las cifras. En 2023, las ventas minoristas online a nivel mundial alcanzaron los 5,7 billones de dólares, según Statista, con un crecimiento anual del 8,1%. Se estima que, para 2025, el comercio electrónico representará una cuarta parte del total de las ventas minoristas globales.
España no es ajena a esta tendencia. El e-commerce ha experimentado un crecimiento sostenido del que todos hemos sido testigos en los últimos años, sobre todo a raíz de la crisis sanitaria de 2020. La consultora eMarketer señala que las ventas online en España ya suponen un 20% del total de transacciones realizadas en el país.
Ante este panorama, la inmologística emerge como una aliada clave. Este concepto integra la logística inmobiliaria con la gestión de la cadena de suministro. En otras palabras, se trata de diseñar una red de almacenes y centros de distribución estratégicamente ubicados para optimizar la entrega de última milla.
Imaginemos una red de hubs urbanos, perfectamente ubicados para atender rápidamente las solicitudes de los clientes. Esto es precisamente lo que permite la inmologística: acercar los productos al consumidor final, reduciendo distancias y, por ende, tiempos de entrega.
El papel de este ‘tejido’ de infraestructuras cobra todavía más sentido en las ciudades, ecosistemas donde, según las últimas previsiones lanzadas por la ONU, dentro de 25 años se acumulará el 68% de la población mundial. El reto queda planteado, pero, ¿por qué la inmologística es la solución?
    

La inmologística

Aterricemos esta coyuntura en uno de sus mayores exponentes. Con más de 3.332.000 de habitantes, cada día las calles de Madrid se asemejan a un hormiguero donde personas y mercancías se mueven de un lado a otro como un flujo constante en el que su periferia juegan un papel vital.
El Corredor del Henares y la región norte de Castilla-La Mancha han sido, históricamente, dos de las principales arterias que han suplido las necesidades de la capital. No obstante, frente al nuevo paradigma, la inmologística se ha desdibujado, dando protagonismo a ubicaciones más cercanas al corazón de la urbe, como es el caso de Getafe.
El municipio madrileño al sur de la Comunidad de Madrid ha captado la atención, en los últimos años, de grandes referentes del real estate logístico, como GLP. En esta ubicación, el líder promotor de almacenes y parques de distribución desarrolla su séptimo proyecto regional, respondiendo al reto de la distribución capilar a través de cinco claves.
    

G-Park Getafe

Situado a poco más de 20 minutos del centro de la capital, G-Park Getafe responde al primer imperativo de la última milla, la proximidad. Su ubicación privilegiada, a 16 kilómetros de la Puerta del Sol, hace destacar a este proyecto, localizado en el corazón de uno de los principales nodos logísticos de la zona centro.
Acompañando a esta característica, la infraestructura, a pocos kilómetros de la M-30, M-40, M-45 y M-50, y con fachada a la A-4, también es sinónimo de accesibilidad. Sus conexiones con las principales vías de circunvalación de la capital convierten a G-Park Getafe en un enclave ideal para el comercio electrónico, la distribución capilar y la logística de proximidad.
    

En cifras

Junto a ello, su capacidad de almacenamiento, con 22.268 metros cuadrados construidos sobre una parcela de 35.118 metros cuadrados, asegura un espacio capaz de adaptarse a las necesidades específicas de cada empresa en función del estado del mercado, ya sea facilitando la rotación de inventarios o permitiendo hacer acopio de mercancías ante las previsiones de picos de demanda.
Todo ello viene favorecido por una infraestructura moderna y vanguardista, diseñada para responder a los requerimientos de la logística moderna que, junto a su ubicación, favorecen la disponibilidad del recurso más crítico para la última milla: el personal cualificado.
Cada uno de estos cinco factores, representados en el caso concreto de G-Park Getafe – cuya obra finalizará este mismo verano -, demuestran la envergadura que hay detrás de una distribución capilar donde la proximidad, las conexiones, el espacio, la vanguardia y los recursos humanos encuentran un factor común: la inmologística.